La Catedral de Sevilla, reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, destaca como un ícono de esplendor arquitectónico y espiritual que atrae a visitantes de todo el mundo. Su construcción inició en 1401, reemplazando una mezquita almohade, y durante más de un siglo, hábiles artesanos, arquitectos y escultores trabajaron incansablemente para fusionar elementos almohades, góticos, renacentistas y barrocos, creando así esta maravilla arquitectónica

Es en el corazón de la Catedral de Sevilla donde se encuentra la conocida Parroquia del Sagrario. Este espacio ha experimentado diversas reformas en los últimos años para contrarrestar el evidente deterioro causado por el paso del tiempo. Como parte de estas mejoras, se ha destacado la instalación de las barandillas de vidrio Comenza, GlassFit SV-1402, las cuales no solo han revitalizado estéticamente el lugar, sino que también desempeñan un papel crucial al brindar protección al espacio.

En la más reciente restauración realizada en la Catedral, se hallaron dos sorprendentes galerías subterráneas, aljibes con túneles de acceso, que permanecían desconocidas bajo el Patio de los Naranjos. Los arquitectos Ignacio Villa Barbacid y Javier Haro Geppi, respondiendo a la solicitud del Cabildo Catedral, lideraron este proyecto integral, abarcando desde los salones superiores de la sacristía hasta las oficinas parroquiales. Destacando su compromiso con la seguridad y estética, optaron por integrar las barandillas de vidrio SV-1402 de Comenza para proteger el acceso al aljibe descubierto, extendiendo su aplicación también a una sala de exposiciones dentro de la propia Catedral.

“Decidimos instalar estos sistemas de barandillas de Comenza porque buscábamos un elemento de protección que fuera lo más limpio posible, que protegiera tanto el aljibe encontrado en el sótano, como en la primera planta, el espacio sobre la bóveda y los restos de yesería almohade que aún persisten”, afirma el arquitecto Ignacio Villa. El uso del vidrio no solo rinde homenaje a la modernidad, sino que también logra una homogénea integración con el entorno histórico. En lugar de desentonar, el vidrio establece un equilibrio perfecto entre el pasado y el presente.